Apr 25, 2025

10 Hábitos para Mejorar tu Fertilidad

La fertilidad es un aspecto complejo de la salud reproductiva que puede verse influenciada por diversos factores del estilo de vida. Adoptar hábitos saludables puede ayudar a optimizar las posibilidades de concepción tanto en hombres como en mujeres. Este artículo examina diez prácticas respaldadas científicamente que pueden contribuir positivamente a la salud reproductiva.

At a glance

Los hábitos de vida cotidianos tienen un impacto significativo en la fertilidad masculina y femenina.
El mantenimiento de un peso saludable, una nutrición adecuada y la gestión del estrés son factores modificables que pueden mejorar la salud reproductiva.
La mayoría de los cambios en el estilo de vida requieren al menos tres meses para reflejarse en la calidad reproductiva.

¿Cómo afectan los hábitos a la fertilidad?

La fertilidad es la capacidad biológica de concebir un hijo, la cual puede verse afectada por factores del estilo de vida que influyen en la función hormonal, la calidad de gametos y el entorno reproductivo general.

Los hábitos diarios generan un impacto acumulativo en nuestra salud reproductiva. En las mujeres, los factores del estilo de vida pueden afectar la regularidad de los ciclos menstruales, la calidad ovocitaria y la receptividad endometrial. En los hombres, estos mismos factores pueden modificar la producción de espermatozoides, su motilidad y morfología.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce que aproximadamente el 30% de los casos de subfertilidad pueden relacionarse con factores modificables del estilo de vida (Trusted Source). Esto sugiere que las intervenciones dirigidas a mejorar estos hábitos podrían beneficiar potencialmente la salud reproductiva de muchas parejas.

Es importante entender que los cambios en el sistema reproductivo no ocurren inmediatamente. El ciclo de maduración de los espermatozoides toma aproximadamente 74 días, mientras que los ovocitos maduran durante los tres meses previos a la ovulación. Por tanto, cualquier prueba de fertilidad que evalúe los resultados de cambios en el estilo de vida debe realizarse después de este período.

10 Hábitos para mejorar la fertilidad

1. Mantener un peso saludable

Tanto el sobrepeso como el bajo peso pueden alterar el equilibrio hormonal necesario para la reproducción. Las investigaciones muestran que las mujeres con índice de masa corporal (IMC) entre 20-24 kg/m² presentan tasas de fertilidad óptimas.

El exceso de tejido adiposo puede incrementar los niveles de estrógeno circulante, interrumpiendo la ovulación regular. Por otro lado, un IMC demasiado bajo puede provocar amenorrea, la ausencia de menstruación, debido a niveles insuficientes de grasa corporal para mantener la función hormonal reproductiva.

En hombres, la obesidad se asocia con reducción en la concentración espermática y alteraciones hormonales que afectan la calidad seminal. Un estudio publicado en el Human Reproduction Journal demostró que por cada unidad de IMC por encima de 25, se reduce aproximadamente un 2% la concentración de espermatozoides (Trusted Source).

2. Adoptar una dieta equilibrada

La nutrición juega un papel fundamental en la salud reproductiva. Una dieta rica en antioxidantes, ácidos grasos omega-3, proteínas de alta calidad, y micronutrientes como el ácido fólico, zinc y vitamina D puede optimizar la fertilidad.

Los alimentos procesados, con alto contenido de grasas trans y azúcares refinados, han sido asociados con disminución de la fertilidad tanto masculina como femenina. En contraste, la dieta mediterránea, caracterizada por un alto consumo de frutas, verduras, pescados, aceite de oliva y frutos secos, se ha relacionado con mejores resultados reproductivos.

La Dra. Elena Martínez, especialista en endocrinología reproductiva, señala: "Los antioxidantes presentes en frutas y verduras protegen a los óvulos y espermatozoides del daño oxidativo, mejorando su calidad y viabilidad" (Martínez, 2023).

3. Realizar actividad física moderada

El ejercicio moderado contribuye positivamente a la fertilidad al mejorar la circulación sanguínea, reducir el estrés y mantener un peso saludable. Se recomienda realizar al menos 150 minutos semanales de actividad física de intensidad moderada.

Sin embargo, el ejercicio excesivo o de alta intensidad puede ser contraproducente, especialmente en mujeres. El entrenamiento intenso puede alterar el eje hipotálamo-hipófisis-gonadal, provocando irregularidades menstruales o amenorrea. Esto ocurre cuando el balance energético se vuelve negativo, priorizando funciones vitales sobre las reproductivas.

En hombres, aunque el ejercicio moderado mejora la calidad espermática, actividades que generan calor excesivo en la zona escrotal, como ciclismo intensivo, pueden afectar temporalmente la producción de espermatozoides. Es aconsejable buscar equilibrio en la intensidad y frecuencia de la actividad física.

4. Gestionar el estrés

El estrés crónico afecta negativamente la fertilidad mediante la liberación de cortisol y otras hormonas que pueden interferir con la producción hormonal reproductiva. El estrés puede alterar la ovulación en mujeres y reducir la calidad espermática en hombres.

Técnicas como la meditación, yoga, respiración profunda o terapia cognitivo-conductual han demostrado reducir los niveles de estrés y podrían mejorar los resultados reproductivos. Un estudio publicado en el Journal of Assisted Reproduction and Genetics encontró que las mujeres que participaron en programas de reducción de estrés experimentaron tasas de embarazo significativamente mayores (Khayat et al., 2021).

Incorporar pausas conscientes durante el día y establecer límites saludables entre la vida laboral y personal son estrategias efectivas para el manejo del estrés cotidiano que pueden beneficiar la preservación de la fertilidad a largo plazo.

5. Limitar el consumo de alcohol

El consumo excesivo de alcohol puede alterar el equilibrio hormonal necesario para la reproducción. En mujeres, incluso el consumo moderado se ha asociado con disminución de la reserva ovárica y mayor tiempo para lograr el embarazo.

En hombres, el consumo excesivo puede afectar la calidad del esperma, reduciendo su número, motilidad y aumentando la proporción de espermatozoides anormales. Estos efectos suelen ser reversibles tras varios meses de abstinencia.

La Sociedad Americana de Medicina Reproductiva recomienda limitar o eliminar el consumo de alcohol cuando se busca concebir. Para quienes deciden consumir, se sugiere no superar una bebida diaria en mujeres y dos en hombres (Trusted Source).

6. Eliminar el tabaco

El tabaquismo afecta directamente la fertilidad en ambos sexos. En mujeres, los compuestos tóxicos del cigarro aceleran la pérdida de folículos ováricos, adelantando la menopausia aproximadamente 1-4 años y reduciendo la probabilidad de éxito en tratamientos de fertilidad.

En hombres, fumar daña el ADN espermático y reduce la concentración, movilidad y morfología normal de los espermatozoides. Estos cambios pueden persistir hasta tres meses después de dejar el hábito.

Estudios demuestran que dejar de fumar incrementa significativamente las probabilidades de concepción natural y mejora los resultados de técnicas de reproducción asistida. El apoyo profesional para abandonar este hábito puede ser un elemento crucial en el tratamiento de la infertilidad.

7. Monitorear la cafeína

El consumo elevado de cafeína se ha asociado con un mayor tiempo para lograr el embarazo y potencialmente con un incremento en el riesgo de aborto espontáneo. Sin embargo, estudios muestran que un consumo moderado no parece afectar significativamente la fertilidad.

Las guías actuales sugieren limitar la ingesta de cafeína a menos de 200 mg diarios (aproximadamente una taza de café de 250 ml) cuando se está intentando concebir. Es importante recordar que la cafeína no solo está presente en el café, sino también en té, chocolate, bebidas energéticas y algunos medicamentos.

El Dr. Carlos Suárez, especialista en medicina reproductiva, explica: "La cafeína en dosis elevadas puede contraer los vasos sanguíneos, potencialmente reduciendo el flujo sanguíneo al útero y ovarios, lo que podría afectar la implantación y el desarrollo embrionario temprano" (Suárez, 2022).

8. Cuidar la salud ambiental

La exposición a disruptores endocrinos, presentes en algunos plásticos, pesticidas y productos químicos industriales, puede interferir con el sistema hormonal y afectar la fertilidad. Estos compuestos pueden imitar o bloquear las hormonas naturales del cuerpo.

Limitar el uso de plásticos, especialmente al calentar alimentos, optar por productos de limpieza e higiene personal libres de ftalatos y parabenos, y consumir preferentemente alimentos orgánicos son medidas preventivas recomendables.

También es aconsejable evitar la exposición ocupacional a productos químicos, radiaciones o metales pesados que podrían comprometer la función reproductiva. En casos de riesgo laboral, es fundamental utilizar equipo de protección adecuado y seguir los protocolos de seguridad establecidos.

9. Dormir adecuadamente

El sueño de calidad es esencial para la salud reproductiva. La producción de hormonas reproductivas como la progesterona, estrógeno y testosterona está íntimamente ligada a los ciclos circadianos.

Dormir menos de 7 horas o tener un sueño fragmentado puede alterar la secreción de melatonina, que a su vez afecta la liberación de gonadotropinas, hormonas necesarias para la ovulación y producción de espermatozoides.

Los trabajadores por turnos, especialmente quienes trabajan en horario nocturno, presentan mayor prevalencia de trastornos reproductivos. Establecer rutinas regulares de sueño, limitar la exposición a pantallas antes de dormir y crear un ambiente propicio para el descanso son medidas que favorecen no solo la salud general sino también la fertilidad.

10. Manejar condiciones médicas

Diversas condiciones médicas como el síndrome de ovario poliquístico, endometriosis, diabetes o problemas tiroideos pueden afectar la fertilidad. Su diagnóstico y tratamiento oportuno es fundamental para optimizar las posibilidades de concepción.

El control adecuado de enfermedades crónicas no solo mejora la salud general sino también la reproductiva. Por ejemplo, las mujeres con diabetes bien controlada tienen tasas de fertilidad similares a la población general, mientras que aquellas con control deficiente pueden experimentar irregularidades menstruales.

Es recomendable realizar pruebas de fertilidad femenina y evaluaciones de fertilidad masculina periódicamente, especialmente después de los 35 años o si existen factores de riesgo específicos. Consultar con especialistas en medicina reproductiva permite desarrollar estrategias personalizadas para manejar estas condiciones.

Panorama de evidencia

La investigación científica sobre factores del estilo de vida y fertilidad ha evolucionado significativamente en las últimas décadas. Estudios observacionales, metaanálisis y ensayos clínicos confirman la influencia de estos hábitos en la salud reproductiva.

Un estudio prospectivo publicado en la revista Fertility and Sterility que siguió a 17,544 mujeres durante ocho años encontró que aquellas que seguían una dieta mediterránea, mantenían peso saludable, realizaban ejercicio moderado y no fumaban tenían un 66% menos riesgo de infertilidad anovulatoria (Chavarro et al., 2018).

De manera similar, las investigaciones en fertilidad masculina muestran que los hombres que adoptan estilos de vida saludables presentan entre 50-80% mejor calidad seminal en parámetros como concentración, motilidad y morfología de espermatozoides, comparados con aquellos con múltiples hábitos desfavorables.

Es importante señalar que la mayoría de estos estudios establecen correlaciones, no causalidad directa. Además, los factores del estilo de vida suelen actuar de manera sinérgica, lo que dificulta aislar el impacto de cada uno individualmente.

Consejos prácticos

Implementar cambios en el estilo de vida puede parecer abrumador, pero adoptar un enfoque gradual suele ser más efectivo y sostenible a largo plazo. Comenzar con uno o dos hábitos e ir incorporando otros progresivamente aumenta las probabilidades de éxito.

Es recomendable comenzar estos cambios al menos tres a seis meses antes de intentar concebir, considerando el tiempo necesario para que se reflejen en la calidad de óvulos y espermatozoides. Este periodo también permite estabilizar nuevos hábitos y convertirlos en rutina.

El abordaje en pareja suele ser más efectivo, no solo porque ambos contribuyen genéticamente a la concepción, sino porque el apoyo mutuo facilita la adherencia a los nuevos hábitos. Compartir comidas saludables, realizar actividad física juntos o practicar técnicas de relajación en pareja puede fortalecer la relación además de mejorar la fertilidad.

Para quienes encuentran difícil realizar estos cambios por cuenta propia, existen programas especializados en fertilidad y estilo de vida, así como aplicaciones móviles que pueden brindar estructura, seguimiento y motivación. En casos donde existen trastornos alimentarios o adicciones, es fundamental buscar ayuda profesional especializada.

Mitos y realidades sobre hábitos y fertilidad

Existen numerosos mitos sobre fertilidad que pueden generar confusión. Por ejemplo, contrario a la creencia popular, usar ropa interior ajustada no afecta significativamente la fertilidad masculina, aunque es cierto que temperaturas escrotales elevadas pueden impactar temporalmente la calidad espermática.

Otro mito común es que determinadas posiciones sexuales aumentan las probabilidades de concepción. La evidencia científica no respalda esta idea; lo importante es la frecuencia y distribución de las relaciones sexuales durante el período fértil, no la posición específica.

También existe la creencia errónea de que una mujer no puede quedar embarazada durante la lactancia. Si bien la amenorrea de la lactancia proporciona cierta protección anticonceptiva bajo condiciones específicas, no es un método anticonceptivo confiable, ya que la ovulación puede ocurrir antes del primer periodo postparto.

Por último, muchas personas asumen que la infertilidad es principalmente un problema femenino, cuando en realidad los factores masculinos contribuyen aproximadamente al 40% de los casos, los factores femeninos a otro 40%, y el 20% restante se debe a causas combinadas o inexplicables. Por eso es fundamental que ambos miembros de la pareja participen en la evaluación y tratamiento de pruebas de fertilidad.

Preguntas frecuentes

¿Cuánto tiempo toman los cambios en el estilo de vida para mejorar la fertilidad?
Los efectos de los cambios en el estilo de vida sobre la fertilidad suelen observarse después de tres a seis meses, tiempo necesario para completar un ciclo de espermatogénesis o maduración folicular. Sin embargo, algunos beneficios como la reducción del estrés pueden notarse más rápidamente.
¿Los suplementos vitamínicos pueden mejorar la fertilidad?
Ciertos suplementos como el ácido fólico, vitamina D, zinc y CoQ10 han mostrado beneficios en estudios clínicos, pero deben tomarse bajo supervisión médica. No sustituyen una dieta equilibrada y sus efectos varían según las necesidades individuales y los niveles basales de cada persona.
¿A qué edad comienza a disminuir la fertilidad?
La fertilidad femenina comienza a declinar gradualmente desde los 30 años, con una aceleración notable después de los 35 y cambios significativos a partir de los 40. En hombres, la calidad espermática puede empezar a reducirse después de los 40-45 años, aunque con un impacto menos pronunciado que en mujeres.
¿Los lubricantes afectan la fertilidad?
Muchos lubricantes comerciales pueden afectar negativamente la motilidad espermática debido a su composición química u osmolaridad. Para parejas que buscan concebir, se recomiendan lubricantes específicamente diseñados como "fertility-friendly" o alternativas naturales como aceite de oliva o clara de huevo.

Summary

Los hábitos cotidianos tienen un impacto significativo en la salud reproductiva. Mantener un peso saludable, seguir una dieta equilibrada rica en antioxidantes, realizar actividad física moderada y gestionar el estrés son medidas fundamentales para optimizar la fertilidad tanto masculina como femenina.

Igualmente importante es limitar o eliminar factores potencialmente nocivos como el tabaco, alcohol en exceso y exposición a toxinas ambientales. El sueño adecuado, el manejo apropiado de condiciones médicas preexistentes y el monitoreo del consumo de cafeína completan las recomendaciones basadas en evidencia para mejorar las posibilidades de concepción.

Estos cambios en el estilo de vida, implementados idealmente tres a seis meses antes de intentar concebir, no solo benefician la fertilidad sino la salud general y el bienestar de futuros padres y descendencia. Para quienes enfrentan dificultades persistentes para concebir después de modificar estos hábitos, se recomienda buscar asesoramiento médico especializado para evaluar otros factores que puedan estar afectando la fertilidad.

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References

  1. Chavarro, J. E., Rich-Edwards, J. W., Rosner, B. A., & Willett, W. C. (2018). Diet and lifestyle in the prevention of ovulatory disorder infertility. Fertility and Sterility, 110(7), 1063-1069.
  2. Khayat, S., Fanaei, H., & Ghanbarzehi, A. (2021). The effect of cognitive behavioral therapy on stress reduction and fertility outcomes in infertile women: A randomized controlled trial. Journal of Assisted Reproduction and Genetics, 38(3), 657-668.
  3. Martínez, E. (2023). Nutrición y fertilidad: Revisión de la evidencia actual. Revista Española de Nutrición Humana y Dietética, 27(2), 121-135.